lunes, 12 de mayo de 2014

Una sociedad llena de inhumanos

Muchas personas tenemos que recurrir diariamente al transporte público, poniendo nuestras vidas en manos de unos desconocidos, a quienes solo pedimos respeto y seguridad. Aun así lo que recibimos de ellos, la mayoría de veces, es todo lo contrario. Realmente esta semana no ha sido la mejor de todas para mí, ya que en dos días he recibido indirectamente una falta de respeto e inseguridad bastante grande. Por eso voy a contarles lo que me ha pasado.


Todo comenzó el día de martes por la mañana cuando estaba dirigiéndome a mi centro de estudios que se encuentra por la avenida Salaverry, justo antes de llegar al hospital Rebagliati el microbús (ruta: Ancón - Surco) se llevo un bote de basura. Este acto provocó un movimiento brusco para todos los pasajeros, incluso una señora mayor de 60 años se llego a caer del asiento y quedó tendida en el pasillo del bus. Este hecho no le importo al conductor, quien siguió de largo tratando de hacerse de la vista gorda con todo lo que había causado. A pesar que todos le decíamos que pare el carro porque la señora no se podía levantar, gracias a dios la señora no sufrió ninguna lesión grave tan solo moretones. Avanzando casi dos cuadras la policía lo llegó a parar, de esta manera logramos bajar y nos dirigimos en otro carro hasta nuestro destino.


Otro hecho inhumano me sucedió al día siguiente, mientras estaba regresando en la misma línea de ruta Ancón - Surco sube una menor de 3 años con su madre en el paradero de Neoplásicas, era evidente que la pequeña padece cáncer. En el camino la niña sufrió un claro estrago de la quimioterapia, pues ella arrojo en el carro. En ese momento el cobrador con el apoyo de su compañero le reclamo a la madre, aún recuerdo las palabras tan inhumanas y su tono de voz tan arrogante: "Señora, como deja que su hija vomite, no se da cuenta que este es un carro. Ahora limpie que sino va ha apestar todo y yo trabajo aquí". Fue evidente que la mujer se sintió avergonzada y no podía ni limpiar a su bebé, pues no tenía nada con que hacerlo. La pequeña debido al fuerte dolor y vergüenza que sentía se puso a llorar desconsoladamente hasta llegar al puente primavera donde le tocaba bajar. Entre los pasajeros que estaban cerca a ella se le hizo llegar papel higiénico y un señor limpió el pasillo con su periódico, demostrando la solidaridad y comprensión que aún existe en esta sociedad.

Realmente no me imaginaba que aún en este país la gente sea tan sangre fría. En el colegio ni en casa te preparan para afrontar un mundo lleno de inhumanos, muchas personas te dicen que debes de acostumbrarte. Pero hay algo que la vida me ha enseñado, lucha por lo que quieres sin importar que el mundo este en contra tuyo. Por ello no dejare de indignarme con estos hechos. 

Recuerden: "Si queremos una sociedad de calidad debemos trabajar todos en la misma dirección y por el buen camino".

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